1. PAGAR LA RENTA
Primero debemos aceptar que para poder independizarte debes tener libertad financiera, esto quiere decir que no necesites ayuda económica para solventar tus gastos, pero ¿Qué gastos? Renta, suministro de agua, luz, internet, despensa, gimnasio, viajes, etc.
Si ya cuentas con esta libertad financiera, es momento de fijar un presupuesto conforme al ingreso que percibes mensualmente; y retomamos la pregunta inicial ¿Cuánto debes pagar de renta? Existe una regla no escrita que muchos asesores recomiendan: “tu renta no debe sobrepasar el 30% de tus ingresos mensuales”, esto excluyendo servicios, cuotas de mantenimiento, entre otros que pertenecen a otras categorías de gastos.
2. FINANZAS SANAS ¿CONOCES LA REGLA 50/20/30?
Lo ideal sería contar con un ahorro antes de mudarte ¿Por qué? Tengamos en cuenta que, al momento de firmar un contrato como inquilino, te solicitarán pagar un depósito (que generalmente equivale a 2-3 meses de la renta), además de la primera mensualidad de esta.
Recuerda: la mayoría de estos contratos duran como mínimo 1 año, estarás adquiriendo el compromiso de pagar la renta de dicho periodo. Si ocurriera algún suceso inesperado que afecte o reduzca tus ingresos, un ahorro te quitará esa presión de encima. Quizás hayas escuchado de la famosa regla 50/20/30, es una estrategia para administrar tus gastos y ahorrar de manera efectiva, ¿en qué consiste?:
- El 50% de tus ingresos queda designado a los gastos básicos; renta, servicios, cuotas, despensa, etc. Digamos que son lo esencial para vivir. No es necesario ocupar el 50% íntegro, si te sobra dinero es mejor ahorrarlo.
- El 20% de tus ingresos estará dedicado justamente al ahorro. De aquí debes tomar dinero en caso de imprevistos o emergencias.
- Y, por último, nos restaría un 30% designado para gasto personal, es decir, ropa, ocio, viajes, antojos, etc. Recuerda que no es necesario gastar el monto completo, mientras más dinero te sobre mejor, guárdalo directo en tu ahorro.
3. UBICACIÓN ¿DÓNDE QUIERES VIVIR?
Busca zonas acordes con tu estilo de vida, tal vez cerca de tu trabajo o pareja, siempre hay opciones para todos. Conociendo tu presupuesto y la regla del 50/20/30, pregúntate: “¿las zonas de mi agrado se ajustan a mis ingresos?”. Mantén la mente abierta, si se saliera de tu presupuesto, los alrededores de estas zonas suelen tener precios más accesibles.
Busca un lugar donde sientas comodidad, que pueda brindarte una buena calidad de vida, se ajuste a tus gustos y prioridades; si prefieres un lugar que esté bien ubicado, con servicios de transporte público cerca, seguridad, parques, etc.
Visita las zonas que te interesen y se ajusten a tu presupuesto, visualízate viviendo ahí y cuando encuentres un par que cumplan tus expectativas, habrá llegado el momento de visitar prospectos.
4. NO EXISTEN LAS PREGUNTAS TONTAS
Cuestiónate todo, cuando hagas visitas a los inmuebles pregunta todo lo que te inquiete o dudas que aparezca en tu cabeza; ¿por dónde sale el sol en las mañanas?, ¿Cuántas horas de luz natural recibe el inmueble durante el día?, cuando llueve ¿se inundan las calles o alrededores?, ¿qué tal el ruido por las noches? Tanto de la calle como de los vecinos; si vas a vivir en un departamento tienes que estar consciente que vas a convivir con más vecinos, es importante tener a los demás en consideración: ¿hasta qué hora está permitido hacer fiestas/ruido?
Recuerda, estás buscando tu nuevo hogar donde vivirás mínimo un año, vas a invertir tu dinero y ahorros en este lugar, mereces tener un espacio donde sientas plenitud, tranquilidad y felicidad, todas las preguntas son válidas.
5. CREA TU ESPACIO
Si no eres alguien que disfrute de la soledad, este cambio puede ser drástico en tu vida. Puede que te cueste un poco de trabajo adaptarte al principio, pero recuerda que estás dando un paso grande e importante. Y no te preocupes, siempre puedes visitar a tus seres queridos.
Ve el lado positivo: ahora podrás decorar el lugar de acuerdo con tus preferencias, organiza y acomódalo para crear un espacio acogedor donde disfrutes estar por horas, más adelante si cuentas con el tiempo y compromiso puedes considerar adoptar una planta o una mascota que te haga compañía.