En México, las mujeres han logrado importantes avances en la lucha por la igualdad de género y el reconocimiento de sus derechos. Sin embargo, a la hora de adquirir un bien inmueble, todavía enfrentan una serie de obstáculos sociales y financieros que dificultan su empoderamiento económico e independencia.
En este contexto, el acceso a créditos hipotecarios se convierte en una herramienta fundamental para que las mujeres puedan comprar una propiedad y acceder al mercado laboral, desafiando los estigmas culturales que limitan su participación en el ámbito económico.
En este artículo, es importante resaltar algunas cifras que evidencian la situación actual de las mujeres en México en cuanto a la adquisición de vivienda y su acceso al mercado laboral.
Según datos del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), solo el 35.3% de las viviendas propias en México pertenecen a mujeres, lo que refleja una brecha significativa en la propiedad de bienes inmuebles. La brecha salarial también juega un papel fundamental en la dificultad que enfrentan las mujeres, ya que tienen menos posibilidades económicas en comparación con los hombres.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2018 de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), solo el 35% de las mujeres entre 18 y 70 años pudo adquirir al menos un activo de alto valor en comparación con el 58% de los hombres. A pesar de estos obstáculos, es alentador saber que en los últimos 10 años, la intención de compra de vivienda en las mujeres ha aumentado más del 70%, según los datos del Infonavit.
Además, con los nuevos parámetros crediticios, el número de mujeres que solicitan créditos hipotecarios ha aumentado del 37% al 40%. Estas cifras reflejan la determinación y el compromiso de las mujeres mexicanas para alcanzar sus metas financieras y personales.
La misma encuesta indica que en México el 30% de los hogares son encabezados por mujeres, lo que representa un aumento significativo en comparación con el 22% que se registró en la encuesta anterior. Esto muestra que cada vez son más las mujeres que se atreven a dar el paso de adquirir una propiedad y a hacer frente a los obstáculos que puedan presentarse en el camino.
Es importante reconocer que el cambio hacia una mayor participación de las mujeres en el mercado inmobiliario no es solo una cuestión de género, sino también de desarrollo económico y social para el país. Al involucrar a más mujeres en la adquisición y propiedad de bienes raíces, se fomenta una mayor estabilidad financiera y se promueve un mayor equilibrio y justicia en la sociedad. Es necesario que todos, mujeres y hombres, sigamos trabajando juntos para romper las barreras que todavía existen y garantizar que todas las personas tengan igualdad de oportunidades en el mercado inmobiliario y en todos los aspectos de la vida. Solo a través de la colaboración y la inclusión, podremos alcanzar el verdadero potencial y transformar la situación en algo positivo y beneficioso para toda la sociedad.